La erradicación de la pobreza es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad. A pesar de los avances económicos y tecnológicos, millones de personas en todo el mundo siguen viviendo en condiciones de extrema pobreza, sin acceso a necesidades básicas como alimentos, salud, educación y vivienda digna.

En 2015, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, adoptada por las Naciones Unidas, situó la erradicación de la pobreza, en todas sus formas, como el primer Objetivo del Desarrollo Sostenible.

Esta ambiciosa meta refleja el compromiso global de garantizar que todas las personas puedan vivir con dignidad, sin importar su lugar de nacimiento, género o circunstancias.

La pobreza no solo se define por la falta de ingresos, sino también por la privación de derechos y oportunidades básicas. Implica una falta de acceso a recursos esenciales para el bienestar, como el empleo, la educación y la salud.

La pobreza está causada por una combinación de factores sociales, económicos, políticos y ambientales. Entre las causas más importantes destacan:

  • Desigualdad económica: el crecimiento económico no siempre se traduce en mejoras para las personas más vulnerables, y la concentración de riqueza en manos de unos pocos agrava las condiciones de los más desfavorecidos.
  • Falta de acceso a la educación: la educación es una de las herramientas más poderosas para salir de la pobreza.
  • Desempleo y empleo precario: la falta de oportunidades laborales y los empleos informales o mal remunerados empujan a las personas a vivir en condiciones de pobreza, sin posibilidades de mejorar su calidad de vida.
  • Conflictos y desplazamientos: las guerras, conflictos armados y desastres de la naturaleza desplazan a millones de personas, llevándolas a situaciones de pobreza extrema.
  • Desigualdad de género: las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables a la pobreza debido a la discriminación de género, la falta de acceso a empleo digno y las responsabilidades no remuneradas que normalmente recaen en ellas.

Para erradicar la pobreza, es necesario adoptar un enfoque integral que aborde tanto las causas estructurales como las consecuencias inmediatas, como la promoción del crecimiento inclusivo. Los beneficios del crecimiento deben distribuirse de manera equitativa; las políticas públicas deben centrarse en crear empleos de calidad y en promover la igualdad de oportunidades.

Inversión en educación y capacitación: garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad desde edad temprana es esencial para romper el ciclo de pobreza; además, se deben promover programas de capacitación laboral y alfabetización digital para preparar a las personas para los empleos futuros.

Acceso universal a los servicios básicos: el acceso a la vivienda, la electricidad, la sanidad, etc., es fundamental para mejorar las condiciones de vida de las personas en situación de pobreza. Los gobiernos deben garantizar que las infraestructuras y los servicios lleguen a todas las zonas.

Fomento de la igualdad de género: erradicar la pobreza requiere eliminar las barreras que impiden que las mujeres y las niñas accedan a recursos económicos, educación, salud y empleo digno. Las políticas de igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres son esenciales para reducir la pobreza y promover un desarrollo más justo y equitativo.

Protección social: establecer sistemas de protección social sólidos que garanticen que todas las personas tengan acceso a un ingreso mínimo, atención médica y apoyo en situaciones de crisis es clave para prevenir que las personas caigan en la pobreza.

La erradicación de la pobreza es una tarea alcanzable si se adoptan políticas inclusivas y sostenibles que aborden sus causas fundamentales.

Garantizar que todas las personas tengan acceso a oportunidades y recursos para vivir dignamente es una cuestión de justicia social. La lucha contra la pobreza debe involucrar a gobiernos, empresas, organizaciones y ciudadanos comprometidos en un esfuerzo conjunto para transformar la vida de millones de personas y reducir las desigualdades globales.

Desde la UGT exigimos la aplicación de estas medidas; siempre estaremos al lado de los más desfavorecidos, defendiendo sus derechos, ya que estamos hablando de derechos humanos.lor de las mujeres rurales es una cuestión de justicia social, pero también una inversión en el futuro de nuestras comunidades rurales. Sigamos avanzando hacia un campo más igualitario, en el que mujeres y hombres puedan tener las mismas oportunidades y derechos, garantizando un futuro mejor para todos.


Ana Isabel García Roza
Secretaria de Política Sociales de UGT Asturias

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