Se nos fue un gran compañero de la Unión General de Trabajadores. Sí, de esos que están siempre en los buenos y en los malos momentos, que viven para el sindicato, que presumen y sufren por él. Se va una persona comprometida con la justicia social, con la idea de dar todo de sí para conseguir un mundo mejor para los demás, una persona honrada, optimista, que deja una huella muy importante en la Unión General de Trabajadores; que con su trabajo y su forma de ser integrará la larga historia de nuestro sindicato forjada en injusticias, cárceles, exilios y sangre.
Pero, sobre todo, se marchó un buen amigo, de esos que necesitas ver cada poco y tenerlos cerca, porque con sus opiniones, sus reflexiones, su forma de entender las cosas y de analizar el mundo -con ese respeto hacia todo y hacia todos y todas- consiguen que los demás seamos mejores personas.
Con Andrés de Dios se van muchos años llenos de buenos momentos, de muchas risas, de muy buenos ratos en compañía de su mujer Teté y de su hijo Adrián, de su padre y hermana y de sus suegros que tanto él quería; de su Paíno del alma, de nuestra peña de El Arbolón que lo llora sin parar, de sus compañeros de trabajo que lo querían a rabiar.
En estos momentos no puedo dejar de pensar que este mundo es muy injusto. Nos arrebata a Andrés con toda una vida por delante, repleta, como a él le gustaba, de muchos proyectos, siempre al lado de la persona extraordinaria que es su mujer y de sus amigos y amigas. Quizá su único defecto era ser demasiado buena persona para esta realidad que le fue tan ingrata.
Yo solo quería poder compartir un poco más de tiempo con él y eso ya no es posible. Y aunque sabemos que la vida sigue, no será lo mismo. Hoy todos y todas sus amigos y amigas, compañeros y compañeras, sentimos un gran roto nuestro corazón.
Solo nos consuela saber que Andrés no morirá nunca. Estará siempre con cariño en nuestra memoria, formará parte de nuestros mejores recuerdos y de los buenos momentos que están por venir. Nuestra promesa es que honraremos su memoria y no lo olvidaremos jamás.