La violencia de género la paramos unidas.

El Día Internacional de los Cuidados fue conmemorado el pasado domingo. Fue una jornada destinada a seguir abogando por la mejora de las condiciones laborales de las trabajadoras en el campo de los cuidados. En este sector, las deficiencias de nuestro sistema de protección se hacen evidentes de manera alarmante, tanto para las usuarias como para las trabajadoras.

¿Por qué enfocamos estas concentraciones en la lucha por salarios justos y derechos laborales? Porque la brecha salarial también es una forma de violencia de género. No debemos cargar la responsabilidad de los cuidados en las mujeres, siguiendo una norma no escrita que afirma que somos mejores cuidadoras que nuestros compañeros. Desde temprana edad, se nos impone el papel de cuidadoras, con la carga de factores sociales, económicos y personales que conlleva. Esto no es justo ni para nosotras ni para quienes necesitan o necesitarán estos cuidados. Queremos que se reconozca y valore a las profesionales de los cuidados, tanto social como laboralmente, poniendo fin a la invisibilidad que han sufrido durante demasiado tiempo.

Además, exigimos que todos los permisos por motivos de cuidado sean remunerados. De lo contrario, seremos nosotras quienes continúen permitiendo el ahorro de millones de euros en atención especializada para nuestros seres queridos, ya sean mayores, menores o dependientes. Esto siempre se hace a expensas de reducir nuestros salarios y nuestras oportunidades de progreso laboral. Por todas estas razones, nos comprometemos a seguir luchando en los lugares de trabajo, en las instituciones y, por supuesto, a través de la movilización.

El 25 de noviembre, en las calles de Pola de Siero, nos manifestaremos en contra de la peor lacra y la mayor vergüenza de una sociedad democrática y avanzada: la violencia de género. En 2023, seguimos clamando por nuestras vidas y por las vidas de las mujeres a las que les arrebataron su voz de la manera más cruel, cobarde y brutal. Extrañamos sus voces.

Podría parecer que la igualdad es una cuestión de tener paciencia, que vendrá por sí sola con el tiempo, que alcanzaremos una igualdad real y efectiva en algún momento. Quizás el camino iniciado por otras, a quienes estamos en deuda eterna, ya no pueda ser revertido, pero sabemos que tendremos que seguir luchando cada día por la igualdad, creando espacios más feministas e igualitarios en todos los lugares que nos correspondan.

Sin embargo, nuestra paciencia se agota cuando somos ignoradas, violentadas, agredidas y asesinadas. Porque nos impiden vivir nuestras vidas en libertad. Porque cuestionan nuestra sexualidad y nuestro deseo. No nos pidáis paciencia, porque la nuestra se ha agotado. #SeAcabó

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