¿Qué sociedad estamos construyendo, acaso no era la del conocimiento y el desarrollo?

Es noticia en estos días que Cáritas Asturias recibió un 30 por ciento más de donaciones a pesar de la crisis y que atendió a 30.000 personas en 2013. Sin duda convendría dar la enhorabuena a Cáritas, pero tampoco estaría de más preguntarse por qué las organizaciones sociales tienen que sustituir al Estado en sus obligaciones.

Y preguntarse también por qué los mismos que niegan un salario digno a los trabajadores lavan luego sus conciencias con sustanciosas donaciones a entidades religiosas para que cubran las necesidades de esos mismos trabajadores. ¿Por qué los derechos se sustituyen por caridad y por qué lo estamos consintiendo? ¿Qué sociedad estamos construyendo, acaso no era la del conocimiento y el desarrollo, la de la igualdad?

Cuando se cambia justicia social por caridad se atenta contra la dignidad de las personas. En este siglo XXI corren tiempos viejos, aquellos de las mesas petitorias, cuestaciones a cargo de damas desocupadas y con cardado. Si es este el modelo que está implantando con su mayoría el Partido Popular, no cabe más que rechazarlo radicalmente.

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