CONCENTRACIÓN CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS

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Como cada final de mes, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores y Comisiones Obreras de Asturias nos manifestamos en contra de toda forma de violencia contra las mujeres y en particular contra la violencia de género, ejercida por parte de hombres que son o han sido parejas de esas mujeres, por el mero hecho de ser mujeres y querer ejercer sobre ellas y sus hijos e hijas el control y dominio que la subordiscriminación conlleva.

En tiempos de tribulaciones no conviene hacer mudanza y las organizaciones sindicales de clase mantendremos intacto nuestro compromiso con la Igualdad y contra las violencias sobre las mujeres, esa que la ultraderecha niega a pie juntillas. Los primeros ataques de esta fuerza política antisistema se dirigen hacia las mujeres, porque todos sabemos que una cadena tiende a romper por el eslabón más débil. La sociedad es una cadena, de la que todos y todas somos eslabones,  y el neoliberalismo patriarcal y androcéntrico ha conseguido que a pesar de que las mujeres seamos  aproximadamente el 51 % de la población mundial, estemos en una posición inferior en cuanto a derechos políticos, económicos y sociales. Lo que se refleja en menor presencia y ocupación de espacios, también políticos, menor capacidad de influencia y decisión, y menor capacidad económica. 

En este sentido, la ultraderecha sabe que este país cuenta con políticas de igualdad y leyes contra la violencia de género que han sido pioneras y modelo para otros países del entorno. Todas ellas fruto del impulso político de la izquierda socialista y del acuerdo de la mayoría parlamentaria, precisamente la que ellos quieren destruir, porque haciéndolo retornaríamos a momentos muy oscuros de nuestra historia que han sido momentos de retroceso, no sólo para las mujeres. Momentos históricos de pérdida de derechos y libertades, de ostracismo e involución económica, porque niegan la realidad europea y la vocación internacionalista de nuestras organizaciones sindicales de clase.

En definitiva, cuando defendemos la lucha de las mujeres, la lucha por la igualdad de sexos, defendemos nuestra concepción del mundo. Y negamos, nosotros sí podemos negar, el fascismo y los sistemas autocráticos, que se basan en las desigualdades y en la perpetuación de la sociedad tradicional de la mujer en su casa, cuidando de los suyos.

Las mujeres no pertenecemos a nadie, somos seres humanos autónomos y debemos ser independientes, sin que nadie pueda controlarnos o decidir qué podemos hacer, decir o pensar. Sólo una sociedad que respeta a cada una de sus mujeres, sin imposición, sin cortapisas, sin bloqueos, sin ninguneos y sin cancelaciones ni censuras, será una sociedad libre de violencias sobre las mujeres. Porque todas estas son formas de violencia y contribuyen a la escalada de las cifras de violencia sexual, económica, psicológica y finalmente a los feminicidios y la violencia vicaria.

Dicen que la intensidad de la corriente es proporcional al valor de la resistencia. Cuanto más nos agredan, más resistiremos. La violencia sobre las mujeres por el hecho de ser mujeres la paramos juntas y juntos. La unión de los eslabones, es la fuerza de la cadena.  Seamos cadena y no condenemos a las mujeres al retroceso, una vez más.

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