El inicio de un nuevo año no ha traído consigo el fin de una de las mayores lacras de nuestra sociedad: la violencia machista. A pesar de contar con leyes, protocolos y diversas iniciativas para erradicar esta problemática, seguimos enfrentándonos a una realidad inaceptable. La violencia contra las mujeres sigue cobrándose vidas y afectando a miles de personas, mientras el negacionismo se alza como un obstáculo para su erradicación.

Es innegable que se necesitan más leyes y protocolos, pero también es imprescindible reforzar la educación desde edades tempranas. La concienciación y la pedagogía son claves para cambiar mentalidades y construir un futuro en el que la violencia de género no tenga cabida. Sin embargo, todos estos esfuerzos se ven entorpecidos por aquellos sectores que niegan la existencia de la violencia machista.

El negacionismo, promovido por ciertos partidos políticos y figuras públicas, tiene consecuencias devastadoras. La falta de reconocimiento de esta realidad contribuye a perpetuar un problema que debería estar erradicado. Es inaceptable que se pacte políticamente con quienes niegan la violencia de género, pues su discurso solo refuerza una cultura que normaliza la opresión y la violencia. Es fundamental establecer un cordón sanitario contra estos discursos y apartar a quienes se niegan a aceptar la realidad de esta problemática.

Vivimos tiempos en los que el negacionismo se ha extendido a diferentes ámbitos, desde el cambio climático hasta el machismo y la xenofobia. Frente a esto, la ciudadanía debe alzar la voz y decir un rotundo «basta ya». No podemos seguir permitiendo que el populismo y la desinformación nieguen realidades que afectan a miles de personas.

Es momento de actuar con determinación. No basta con tener leyes y protocolos si no se refuerzan con más juzgados especializados, más jueces capacitados y, sobre todo, más educación y sensibilización. La juventud debe entender que el futuro no puede construirse sobre la base de la violencia y la desigualdad.

El negacionismo tiene consecuencias, y cada muerte, cada agresión, es una prueba de ello. No podemos permitir que esta realidad se repita año tras año. Es hora de trabajar juntos para erradicar la violencia machista y apartar a quienes niegan su existencia. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
