Carmen Escandón

Hoy, 23 septiembre se celebra el Día Internacional contra la Explotación sexual de mujeres y niñas, y el Día nacional de los derechos políticos de las mujeres.

Si lo pensamos fríamente no deja de ser una anomalía, un dislate, que una sociedad supuestamente democrática y avanzada tenga que dedicar un día a celebrar los derechos políticos de las mujeres, si partimos de la igualdad entre mujeres y hombres como condición básica de democracia y progreso. Menos aún si partimos de que las mujeres somos algo más de la mitad de la humanidad. ¿Por qué no celebramos el día de los derechos políticos de los hombres? Esos no están en cuestión? Van de serie?

Pero igualmente contradictorio y anómalo debería resultarnos tener que dedicar un día a la lucha contra la explotación sexual de las mujeres y niñas. ¿De verdad la prostitución y la explotación sexual es natural? Es condición necesaria en el ser humano? Rotundamente NO. No es baladí que no exista prácticamente demanda por parte de las mujeres. Y si la mitad de la población mundial es capaz de vivir sin explotar sexualmente a otros/as, no veo por qué no decretar ya la abolición.

Si algo conlleva cumplir años, además de la pérdida inexorable de la inocencia, es la certeza también indubitada de que la casualidad no existe, por más que algunas contingencias existenciales parezcan ser fruto de ella. Los logros y los grandes hitos de la historia son fruto del esfuerzo, el tesón, la lucha y el convencimiento de la procedencia de lo que se persigue. La abolición de la esclavitud, con la proclamación de la emancipación en 1863, debió ser fruto del convencimiento de Abraham Lincoln, pero también de toda una sociedad que fue capaz de entender que igualdad y esclavitud no son compatibles. Esa madurez como sociedad es la que nos falta para entender la prostitución como lo que realmente es, como esclavitud sexual, porque no hay posición de igualdad posible entre quien explota sexualmente y quien es explotada. Y porque como ya sabemos y es evidencia contrastada, el 90% de las mujeres prostituidas son objeto de trata. Por tanto, es fácil concluir que si no existiera demanda de esclavas sexuales, no existiría trata de mujeres.

La prostitución es violencia sobre las mujeres y tolerarla implica aceptar que la mujer es propiedad del hombre y puede ser comprada, alquilada, traficada como lo es cualquier objeto de consumo. Lo que se conculca con estas prácticas son derechos humanos, y en la coyuntura actual de pandemia mundial por Covid19, la situación de mujeres y niñas objeto de trata y prostitución incrementa exponencialmente su vulnerabilidad. No solo porque la recesión económica las hará más fácil presa de las redes de trata, sino también porque estarán más expuestas al contagio.

Como dice la doctora Ingeborg Kraus, que ha estudiado el fenómeno alemán y el fracaso de la legalización,»las mujeres prostituidas sufren un trauma mucho mayor que el de los veteranos de guerra. La sociedad entera vive inmersa en una especie de síndrome de Estocolmo. La prostitución no se puede regular porque es imposible regular la violencia».

Por todo ello, ahora que tendemos a hacer nuestras las tradiciones de otras culturas, y que algunos/as celebrarán próximamente halloween (treat or trick?) debemos decir con claridad, que ni truco, ni trato, ni trata. Que hemos despertado del letargo y hemos descubierto el truco de intentar normalizar lo que no es normal, la explotación sexual de mujeres y niñas por grandes mafias que se enriquecen obscenamente a costa del sufrimiento ajeno (más de 30.000 millones al año en España, según Europol). Que no vamos a hacer ningún trato con esa mafia ni vamos a blanquear su ilícito negocio, porque hemos decidido abandonar la hipocresía y el cinismo de computar en nuestro PIB la explotación sexual de personas, (mujeres y niñas en un 94% según informe global 2018 Naciones Unidas). En definitiva, que estamos por abolir la trata y su causa, la prostitución, porque solo enriquece a unos pocos, y hemos decidido que ya se han enriquecido lo suficiente; sexo sí, con quien deseemos y seamos correspondidxs, pero sin violencia y sin previo paso por caja. No perdamos más tiempo; como diría el rey del rock, It’s now or never, tomorrow will be too late!!!.

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