De nuevo nos encontramos en la calle, donde hemos decidido concentrarnos todos los meses como una forma más de repulsa contra las violencias machistas, sea cual sea su expresión. Estar aquí complementa el trabajo que hacemos en otros ámbitos, en las administraciones y en las mesas de concertación y negociación colectiva.

También con los planes de igualdad que nos permiten detectar y atajar las desigualdades en las empresas. Porque tenemos que ir a la raíz de la desigualdad para actuar sobre ella y eliminarla. Nuestros delegados y delegadas saben que su labor diaria en los centros de trabajo, esa labor no tan visible, es la que al final logra resultados y mejora la vida de sus compañeros y compañeras.

La violencia económica también es violencia machista. Hemos salido de una campaña electoral “sucia” y estamos a las puertas de otra. Los partidos de derechas y ultraderecha tienen claro cuáles son sus prioridades: lanzan mensajes de odio y manipulan la realidad hasta el esperpento, pero siempre al servicio de sus intereses. Quienes votan en contra de las políticas que mejoran la vida de las personas más vulnerables se han alzado como salvadores de la patria. Otro engaño más. Vuelven al discurso de lo privado, a decir a las mujeres que si las maltratan por algo será. Que los trapos sucios se lavan en casa. Que no se quejen porque va ser peor. Que la violencia no tiene género… Pero es a nosotras a las que asesinan. Quieren recortar en servicios públicos para que las mujeres volvamos a casa a cuidar. Odian nuestros avances porque nos salimos del estereotipo que les encaja en su mente retrógrada. Van a por las personas más débiles y no tienen reparos en atacar a las mujeres. Pero no vamos a consentir que nos tutoricen, como en los años del nodo. No vamos a dar ni un paso atrás. Han puesto en la diana a las mujeres, pero no solo. También a las personas migrantes, a las personas con otras capacidades y, por supuesto, al colectivo LGTBI. Y eso también es violencia machista.

Mañana, precisamente, 28 de junio, celebramos el Día Internacional del Orgullo LGTBI, una reivindicación necesaria mientras las personas seamos juzgadas por nuestra manera de vivir o relacionarnos. Una jornada para reafirmar el sentimiento de orgullo sobre las orientaciones sexuales e identidades de género tradicionalmente marginadas. Lejos de ser una jornada festiva, sirve para visibilizar su presencia en la sociedad y reclamar sus derechos. Y sí, etiquetar a las personas y no dejarlas vivir su vida como quieren es violencia machista. Basta ya de violencias machistas La violencia de género la paramos unidas

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