El 23 de octubre de 2018 se cumplieron 70 años de la salida al exilio de los supervivientes de la guerrilla socialista de Asturias, a los que se sumaron dos compañeros asturianos que habían constituido y dirigido la Federación de Guerillas de León – Galicia. Una evacuación dirigida personalmente por Indalecio Prieto, Presidente del PSOE, desde el exilio francés. Para ello se puso a disposición de los “fugaos” un barco bonitero que zarpó del puerto de Luanco el 23 de octubre de 1948 y arribó a San Juan de Luz (Francia) en la madrugada del día 25. Un total de 29 personas tomaron parte en la expedición. Una parte importante de ellas, atesoraba una trayectoria de 11 años de oposición al régimen franquista desde las montañas asturianas y galaico-leonesas.

El 21 de octubre de 1937 se consumó la caída de Asturias en manos de las fuerzas franquistas, lo que dio fin a la Guerra Civil en nuestra provincia. Miles de soldados del Ejército Popular de la República no consiguieron subirse a los barcos que protagonizaron una caótica y penosa evacuación marítima hacia Francia. Para evitar los fusilamientos, la cárcel y los campos de trabajos forzados, varios miles decidieron refugiarse en sierras y cordales interiores con la esperanza de un giro en la contienda, que proseguía en otros frentes del país. La práctica totalidad eran meros trabajadores a los que la guerra había empujado a las armas. Y entre ellos, un número apabullante de militantes ugetistas y socialistas formados ideológicamente en la red de centros obreros implantada por la UGT y el PSOE antes de la guerra, fruto de la unidad orgánica existente entre ambas.

Con las organizaciones políticas y sindicales desmanteladas, se inició para ellos una primera etapa de “fugaos”, en la que basarían su supervivencia en los auxilios familiares y vecinales. Tras el final definitivo de la guerra, esos grupos de huidos se transformarían en una guerrilla organizada, que se sustentaría en una sólida red de apoyos populares y que se dotaría de un órgano de dirección, el Comité del Monte. En medio de una feroz persecución y represión, uno de sus principales retos sería impulsar y tutelar la reconstrucción de las organizaciones socialistas, partido y sindicato. La antorcha que portaban los guerrilleros, fue la llama que reavivó la conexión entre sí de excombatientes retornados a sus pueblos tras cumplir condena, de presos que redimían pena en las colonias penitenciarias de las Cuencas y de antiguos militantes en libertad vigilada.

Así, en octubre de 1943 se constituyó el comité provincial de la Federación Socialista Asturiana, con el cometido de extender y consolidar la organización por toda Asturias. En ese proceso, los hombres del monte creyeron necesaria la reconstrucción del sindicato minero de UGT, el SOMA, que tendría lugar en un punto del concejo de Mieres en marzo de 1946. A su vez, hay indicios que apuntan a los intentos de recomponer otros sindicatos de rama e informes reservados que aluden a la constitución del Secretariado Provincial de la UGT a principios de 1947.

A partir de 1946, las direcciones de las incipientes organizaciones clandestinas sufrieron varios golpes policiales, logrando reorganizarse con el nombramiento de nuevos responsables. Pero el golpe definitivo llegaría el 1.º de mayo de 1947, al desarticular la policía la dirección clandestina y ser procesados veintidós militantes. Así, los hombres del Comité del Monte asumieron en junio de ese año la total responsabilidad de la UGT y del PSOE en Asturias, constituyéndose una Comisión Ejecutiva formada por José Mata, “Tamayo”, como presidente; Manuel Fernández Peón, “Comandante Flórez”, como vicepresidente; Arístides Llaneza Jove, como secretario; y Manuel Fernández Casas, “Lele”, como tesorero.

En 1948 se produjeron dos sucesos que desencadenaron la intervención de las organizaciones socialistas en el exilio para lograr la evacuación de los compañeros asturianos. En enero, una operación de infiltración policial en la guerrilla comunista derivó en una operación que supuso la eliminación de una quincena de guerrilleros y enlaces en una sola noche. En esa infiltración se recabó abundante información que desencadenó una violenta represión contra los puntos de apoyo de la guerrilla. Y en ese contexto llegó la matanza del Pozu Funeres, donde un número indeterminado de simpatizantes socialistas de los valles mineros fueron asesinados extrajudicialmente, siendo arrojados a esta sima natural de Peña Mayor. Se les pidió que delatasen los puntos de sustento y refugio del aparato socialista en La Hueria. Y pagaron con la vida su silencio. Ante la salvaje represión desencadenada por el régimen franquista, (firmemente asentado tras el comienzo de la Guerra Fría y por las disensiones políticas en el exilio), se precipitó la operación de evacuación para evitar el aniquilamiento de los supervivientes, muy diezmados tras 11 años de persecución y lucha.

Tras el fin de la ocupación nazi, los socialistas asturianos en el exilio francés habían constituido la Comisión Socialista Asturiana (CSA) y venían manteniendo contacto epistolar con la guerrilla asturiana, por lo que eran conocedores de la delicada situación de sus compañeros. La CSA transmitirá a Indalecio Prieto, presidente del PSOE, la necesidad de evacuar a los guerrilleros. Prieto dará el visto bueno y pondrá el operativo de rescate en manos de Lezo de Urrieztieta, peneuvista y hombre de acción. A primeros de junio de 1948, Lezo cruzó la frontera para viajar a Asturias y tener un primer contacto con los guerrilleros en el entorno de la iglesia del Cristo de las Cadenas (Oviedo). A finales de julio regresó a Asturias para ultimar los preparativos con los miembros del Comité del Monte y determinar el puerto de Luanco como el lugar señalado para la fuga en barco. En los primeros días de octubre, Lezo de Urrieztieta partió de nuevo para Asturias patroneando el barco bonitero Quater, alquilado por un millón de francos antiguos. Fondeará en la costa gozoniega en la tarde del 22 de octubre. Entre tanto, los guerrilleros se habían divido en grupos y habían iniciado marchas nocturnas de aproximación hasta el punto de reunión, fijado en el entorno de Trasona. Al atardecer del día 23 de octubre iniciaron la marcha final que les llevó a Luanco. A la señal convenida, el barco entró en el puerto a las 22.00 horas. En apenas unos minutos, los 29 protagonistas habían subido a bordo.

El barco arribó a San Juan de Luz a las 04.00 horas del lunes 25 de octubre, tras 30 horas de travesía. En primera instancia, los ya exiliados fueron trasladados a la gendarmería para su registro y a fin de obtener la documentación que les permitiese viajar y trabajar libremente en Francia. En esos trámites estuvieron asistidos por los dirigentes de la CSA Amador Fernández y José Fernández Flórez, padre del Comandante Flórez, que se reencontraba con su hijo tras once largos años.

El martes 26 de octubre, una delegación de los recién llegados decidió visitar a Indalecio Prieto en el apartamento de la rue Vauban, donde se encontraba postrado por su grave dolencia cardiaca. Y el miércoles 27 de octubre, Prieto quiso saludar a todos los guerrilleros y posar para la posteridad junto a ellos en una fotografía que se convertiría en un hito de la oposición al franquismo y que ilustraría la portada del periódico “El Socialista” del 4 de noviembre de 1948.

Para los nuevos exiliados se iniciaba una nueva etapa vital, no exenta de dificultes en lo referente a la adaptación y búsqueda de empleo. Algunos de ellos aún tuvieron que librar una última batalla judicial contra el franquismo, al tener que hacer frente a órdenes de extradición desde España.

En el marco de las celebraciones del 130.º aniversario de la UGT, desde la Unión Regional de Asturias se ha querido recordar a los hombres y mujeres que en los años más oscuros de la España reciente, asumieron la responsabilidad de mantener viva la llama de nuestra organización, aún a riesgo de perder su vida. Y con ello lograron el reconocimiento de los trabajadores del interior y el respaldo solidario del sindicalismo internacional.

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