La semana pasada tuve la ocasión de participar en la segunda parte del curso ETUI (Instituto Europeo de formación sindical) que tuvo lugar en Finlandia, Kiljava. “Liderazgo y desarrollo de competencias para mujeres sindicalistas” ha sido la temática del curso, que nos ha permitido compartir experiencias con veinte compañeras de otras formaciones sindicales europeas bien distintas, con diferentes nacionalidades: lituanas, rumanas, italianas, turcas, polacas, finlandesas, islandesas… Los contenidos abordados han ido desde la resolución de conflictos hasta la negociación y convenio colectivo, comunicación eficaz, coaching, trabajo en equipo, etc.
Ha sido la primera edición de este curso auspiciado por la Secretaria de la CES (Confederación Europea de Sindicatos) para temas relativos a cambio climático y sostenibilidad, protección social, economía social, género, política energética, responsabilidad social de las empresas y solidaridad inter generacional, Montserrat Mir. Su intención es hacer nuevas ediciones mejoradas, para facilitar que más mujeres puedan acceder a esta experiencia.
Probablemente el momento más interesante del curso fue la intervención de Tarja Halonen, abogada sindicalista (SAK) y política finesa socialdemócrata que fue presidenta de su país entre 2000 y 2012, siendo la primera mujer en el cargo, y que ha ocupado responsabilidades importantes en distintos organismos internacionales. Una personalidad arrolladora, que ha sido madre de 5 hijas e hijos (el dato lo trasladó ella misma para descartar la sensación de culpabilidad de las madres “ausentes”), y a pesar de sus 74 años, derrocha energía y transmite entusiasmo. Su ponencia ha versado sobre ODS (objetivos de desarrollo sostenible) y su experiencia política. Hizo un alto en su apretada agenda para, con un lenguaje directo y sencillo, sin ambages, trasladarnos la importancia de escuchar a los/las demás, de aceptarse emocionalmente, y de combinar siempre razón y emoción, en cualquier ámbito vital.
Personalmente creo que el esfuerzo de abandonar nuestra zona de confort, viajando para conocer otras realidades y formas de hacer; el esfuerzo de entenderse en otra lengua que no es la propia, de hacer concesiones y que nos las hagan durante varios días de convivencia, debe formar parte de nuestra esencia como sindicalistas. Animo a que más compañeras participen en encuentros de este tipo, en los que ha quedado claro que lo que nos une es mucho más que lo que nos separa; y lo que nos une es tan importante: conseguir una sociedad justa, pacífica e inclusiva, limitando lo más posible el tiempo negativo e infeliz de la vida de las personas.
Me gustaría tener un recuerdo especial para las compañeras que han formado parte de la delegación española, de la que debo decir me he sentido muy orgullosa (hemos estado más que a la altura) y que en tierras extrañas hemos asistido a un momento histórico en nuestro país, la creación de un gobierno rotundamente femenino (11 de 17) y confiamos que feminista. Gracias a Lourdes, Amaia, Francisca, Esther, Clotilde y Lucía.