La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores expresa un claro y nítido NO A LA GUERRA en el conflicto entre Rusia y Ucrania. La acción bélica contra la población civil de un país europeo debe parar de inmediato.


El gobierno ruso ha recurrido nuevamente a la invasión para desplegar su agenda política en zonas próximas a su territorio y que entiende de su exclusiva influencia, lo que supone una inaceptable amenaza a la estabilidad y seguridad de Ucrania, el interés de Estados Unidos y otros países de la OTAN en extender su área de influencia militar hacia el este tampoco parece la más inteligente manera de no provocar un estallido que ahonde más en un conflicto que lleva ardiendo casi diez años en el interior de Ucrania. 

Vladímir Putin, ha lanzado anuncio el comienzo de un ataque masivo de sus fuerzas armadas con Ucrania. Asegura que, «de conformidad con el Artículo 51 de la Carta de la ONU, con la aprobación del Consejo de la Federación -Cámara Alta rusa-, he decidido llevar a cabo una intervención militar especial». Según sus palabras, «lucharemos por la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania. Nuestros planes no incluyen la ocupación de Ucrania. No obligamos a nada a nadie por la fuerza». 

Si la decisión de Rusia de reconocer Lugansk y Donetsk como repúblicas independientes suponía un grave paso en la profundización del conflicto existente entre Rusia y Ucrania, la ofensiva militar, una opción que siempre ha estado presente y contra la que UGT se ha manifestado en numerosas ocasiones, traspasa la línea del derecho internacional, la política de bandos o la opinión geopolítica: la violación de la paz, la guerra, es un ataque al conjunto de la clase trabajadora de ucrania, víctima de una política de bloques que en nada le ha beneficiado. También son víctimas los y las trabajadoras rusas, que al drama bélico sumarán las consecuencias de las sanciones económicas que se implanten contra su país. Una situación, en definitiva, en la que sólo resultan beneficiados a corto plazo los egos y encuestas de determinados jefes de Estado a ambos lados del Atlántico, que lejos de demostrar la altura de miras propias de los líderes mundiales, constatan la pequeñez moral que esconden sus evidentes ansias de poder y megalomanía. 

Por otra parte, Zelenski asegura que su país quiere la paz, pero ahora tendrá que hacer frente a la ofensiva. Ha condenado la destrucción por parte de Rusia de infraestructuras y puestos fronterizos. En efecto, según imágenes difundidas a través de las redes sociales, están siendo atacados numerosos aeropuertos a lo largo y ancho de Ucrania. Los guardafronteras ucranianos sostienen que la operación se está llevando también a cabo desde el territorio de Bielorrusia. La CNN ha mostrado tanques entrando en Ucrania desde Bielorrusia.

PAZ

El incumplimiento de Ucrania de los acuerdos de Minsk y el apoyo militar de Estados Unidos y la OTAN y la lamentable política rusa de medir constantemente su poder frente a países más débiles están entre las bases del actual conflicto. El resultado es una perfecta reproducción en Europa del Este de las políticas intervencionistas de Estados Unidos como de Rusia, y que tiene como principales víctimas a la población civil, que sufre todas las consecuencias de la guerra y la tensión, la degradación económica y política generadas por el conflicto militar existente desde hace más de ocho años en el este de Ucrania. Una vez más, la clase trabajadora de Ucrania y de Rusia es la víctima de las políticas de quienes fueron elegidos para protegerlos y garantizar sus vidas en paz. 

La guerra debe parar de manera inmediata y las tropas rusas deben retirarse de Ucrania. Asimismo, el reconocimiento de independencia ruso de parte del territorio ucraniano, incompatible con la Carta de las Naciones Unidas, debe revertirse. 

UGT se solidariza con las organizaciones sindicales ucranianas, que suman a las políticas regresivas en materia laboral del gobierno de Kiev, confirmadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), todo el potencial destructor de la guerra y sus consecuencias.

El sindicato hace un urgente llamamiento a retomar la cordura y a reemprender, bajo el patrocinio de Naciones Unidas, el diálogo. Un diálogo abierto y franco en el que el objetivo de la paz no se pierda nunca. Asimismo, UGT insta al Gobierno de España a que trabaje para que la Unión Europea redoble sus esfuerzos por una solución pacífica a la crisis entre Rusia y Ucrania, poniendo como máxima prioridad el fin de la guerra y el mantenimiento de la paz, el respeto de la integridad territorial ucraniana y la vuelta a los acuerdos de Minsk. La guerra se ha abierto o la han abierto en Europa. Es por ello por lo que España y la Unión Europea deben reflexionar y construir su propia alternativa política basada en estos principios, y alejarse  del inútil seguidismo a la estrategia de terceros que sólo responde a su únicos intereses.

Nunca es buen momento para la guerra. Éste, desde luego, tampoco. El mantenimiento de la paz es una obligación perenne de cualquier Estado y más aún de los que forman parte de un proyecto político como la UE, que nace del más ferviente de los propósitos contra la guerra. Para UGT, la Unión Europea, debe llamar de inmediato a la calma, al diálogo y a reivindicar autonomía sobre cómo gestionar su política de vecindad. El fortalecimiento de la democracia, la defensa de los Derechos Humanos o la promoción de la justicia social es la única de las guerras que la UE puede y debe llevar a cabo, desde la no injerencia y, siempre y absolutamente, desde la paz. 

La paz es, hoy más que nunca, el único objetivo legítimo.

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