La vicesecretaria general, Nerea Monroy, compareció ayer en la Comisión Especial para acometer el estudio y análisis del Reto Demográfico, ante la que expuso la preocupación que para la Unión General de Trabajadores de Asturias tiene este tema y el convencimiento de que se puede revertir el problema convirtiéndolo en oportunidad para el desarrollo socioeconómico de nuestra comunidad autónoma.
Contenido de la intervención:
Buenas tardes señorías,
En primer lugar, me gustaría agradecer al Grupo Parlamentario de Izquierda Unida por solicitar nuevamente nuestra presencia en esta JGPA con el fin de que expongamos nuestra valoración sobre un tema de vital importancia como es el reto demográfico.
Tras las muchas intervenciones de estos días por parte de expertos cualificados en esta materia, sería muy pretencioso por mi parte intentar explicarles las medidas milagrosas que pudiesen solucionar el problema de despoblamiento que tiene nuestra región.
Por ello, y después de escuchar a todos aquellos que me precedieron, espero transmitirles la gran preocupación que para la Unión General de Trabajadores de Asturias tiene este tema y siendo conscientes además de las dificultades que supone solucionarlo.
Estamos convencidos que se puede revertir el problema ya que supondría una oportunidad para el desarrollo socioeconómico de nuestra región.
El papel de la mujer, el empleo y las tecnologías serán 3 ejes que con más fuerza para la UGT representan las acciones que en la tarde de hoy voy a exponerles.
Asturias se enfrenta a un grave desafío demográfico, destacando nuestra región por los indicadores demográficos más negativos del conjunto del país (tasa de natalidad, tasa de mortalidad, saldo vegetativo negativo, envejecimiento de población), y un declive constante de población que se agrava especialmente en algunas zonas rurales como el caso del Suroccidente. Además, la situación lejos de corregirse parece que se agravará en los próximos años de acuerdo con las proyecciones elaboradas por el INE.
Este desafío demográfico exige el impulso de medidas que reviertan esta situación, especialmente en un momento tan delicado como el actual. Por otra parte, los cambios que trajo consigo el virus en nuestro estilo de vida podrían verse como una oportunidad para tratar de fijar población en las zonas más despobladas. No obstante, ello exige dotar a estos territorios de una red de servicios públicos adecuada, prestando una especial atención a la conectividad para extender la banda ancha a toda la región.
Las cifras de población en Asturias reflejan un declive permanente en los últimos once años que hacen que la situación sea alarmante y a la que urge poner solución de manera inmediata. Además, teniendo en cuenta, como señalé anteriormente, las proyecciones de población elaboradas por el INE, esta tendencia lejos de revertirse en los próximos años se irá agudizando, situándose la población asturiana por debajo del millón de habitantes en el horizonte de 2035.
Basta observar algunos datos: En el año 2020 se contabilizaron en Asturias 1.018.784 habitantes, esto supone una caída interanual del 0,4%. Esta dinámica demográfica regional contrasta con la que experimenta España, donde la población muestra una tendencia creciente.
Pero es que en la última década, la población en Asturias se ha reducido un 6%(en torno a 65.600 habitantes menos) destacando con la segunda mayor caída del país tras Castilla y León. En cambio, en España la población se ha incrementado un 0,9% en los últimos diez años.
A la caída de la población, se unen unos desequilibrios demográficos y territoriales inquietantes, lo señalaba al principio de la intervención:
– La tasa bruta de natalidad se sitúa en 5,1 nacimientos por cada 1.000 habitantes por debajo de la media nacional y a la cola del conjunto de comunidades autónomas.
– La tasa bruta de mortalidad se sitúa en 12,6 defunciones por cada mil habitantes, por encima de la media nacional y destaca como la más elevada del país.
– Asturias viene mostrando un crecimiento vegetativo negativo desde la mitad de los años 80. En el año 2019, Asturias arroja un crecimiento vegetativo negativo de 7,6 por mil habitantes, al superar las defunciones en 7.741 efectivos a los nacimientos, con un diferencial cada vez más intenso que se va reproduciendo a lo largo de los últimos 35 años.
– El índice de fecundidad, expresado como el número de hijos por mujer, Asturias se sitúa por debajo de 1, indicador preocupante si tenemos en cuenta que el relevo generacional se garantiza con valores superiores a los 2,1 hijos.
– La edad media a la maternidad es de 32,4 años frente a los 27,8 años en el año 1975. En este sentido es importante tener en cuenta que el 34,3% de las mujeres asturianas ha tenido menos hijos de los deseados por razones laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral y el 16,3% por razones económicas. Ello nos pone sobre la pista de que en la renuncia a la maternidad pesa mucho la falta de expectativas laborales y no solo es una opción voluntaria.
La natalidad y fecundidad son variables importantes por sus implicaciones económicas y sociales, por influir en el crecimiento vegetativo y en los índices de dependencia y envejecimiento de la población. Estos factores son relevantes a la hora de garantizar desde la sostenibilidad del estado del bienestar, al dinamismo económico y hasta a la hora de conformar una sociedad emprendedora y dinámica en la innovación.
– El índice de envejecimiento, expresado como el peso que la población mayor de 65 años representa sobre la población menor de 16 años, se situó en el último año en 224,6 mayores por cada 100 jóvenes. Con ello, la población mayor de 65 años supera en más del doble a la población joven. En el conjunto de España este valor se elevó a 125,8. Destacando Asturias como el más elevado del país e intensificando cada vez más su diferencial respecto a la media nacional. Así las cosas, la tasa de dependencia que mide la relación entre la población menor de 16 y mayor de 64 años nos aporta información valiosa acerca de la relación entre la población potencialmente inactiva sobre la potencialmente activa, y con ello sobre las implicaciones en el mercado laboral y el desarrollo económico.
Este fuerte envejecimiento de la población asturiana tiene repercusiones de diversa índole, además de las sanitarias que hace, como hemos visto desgraciadamente en el último año, que sea una población más vulnerable ante pandemias como la que estamos viviendo. Además en términos monetarios eleva el coste como consecuencia de una mayor necesidad de servicios y cuidados que requiere esta población, y que en el caso de Asturias la situación se agrava aún más por la dispersión de la población de mayor edad en las zonas rurales.
El envejecimiento de la población tiene a su vez también otras repercusiones, como las relacionadas con el mercado laboral, ya que se reduce la población potencialmente activa, y las relativas a la dinámica demográfica, al suponer un riesgo para garantizar el reemplazo generacional.
No obstante, para nosotros una población envejecida tiene mucho valor, ya no sólo, que también, por el profundo respeto y valor que le damos a nuestros mayores, de los que aprendemos y nos cuidan (como han hecho en épocas de crisis, como soporte de nuestras familias), sino porque también entendemos, y así es, que el hecho de tener una población envejecida refleja la importancia y solvencia de nuestro sistema sanitario y de cuidados, así como las oportunidades que tenemos a la hora de desarrollar iniciativas en el campo del envejecimiento activo y el de cuidados.
La falta de población joven y de natalidad en una región como Asturias no se puede cubrir a través de la recepción de inmigrantes. Esta población en Asturias apenas representa al 1% del total nacional de extranjeros y el 4,5% del total regional de población siendo Asturias un lugar poco atractivo para los extranjeros frente al dinamismo económico y oportunidades de empleo que presentan otras regiones.
A los desequilibrios demográficos que acabo de señalar anteriormente, se unen los territoriales, donde destaca la concentración mayoritaria de la población en el área central de Asturias con un despoblamiento cada vez mayor en las alas. En concreto entre las Comarcas de Gijón, Oviedo y Avilés se concentra más del 69% de la población asturiana, si se incluye la Comarca de Siero este peso aumenta hasta el 76%. En cambio, zonas como el Suroccidente arrojan una concentración de población del 2,5% con un desplome del 18% en los 10 últimos años. En líneas generales la amplia mayoría de los 78 municipios regionales pierden población.
Las alas además del éxodo de población que sufren se añade que en estos territorios tiende a concentrarse la población más envejecida que además al estar más dispersa dificulta y encarece la prestación de servicios y aminora el dinamismo económico de las zonas..
Con todo lo expuesto, es claro que el reto demográfico no es cuestión menor y que debe abordarse desde una perspectiva amplia, ya que las medidas a implementar tienen carácter transversal y van desde la mejora del mercado laboral, con creación de empleo y mejorando la calidad del mismo, hasta las políticas de conciliación laboral, con impulso de la educación de 0 a 3 años, fomento de la corresponsabilidad, dotación de servicios públicos e infraestructuras de comunicación y conectividad, atracción de actividades productivas, entre otras. En definitiva, medidas que contribuyan a atraer población, evitar su fuga y mejorar los indicadores de natalidad a la vez que se avance en el ámbito de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
Las escasas oportunidades laborales empujan a mucha población joven y con elevada formación a abandonar la región, lo que supone una importante pérdida de capital humano y también un peligro para el relevo generacional, ya que la población más propensa a emigrar suele ser la población joven y sin cargas familiares, también la más formada, innovadora y emprendedora. Por lo que mejorar los indicadores demográficos pasa necesariamente por crear empleo de calidad, con condiciones atractivas para evitar la conocida “fuga de cerebros”. A la vez que es necesario también poner en marcha políticas para atraer y retener el talento.
Asimismo, estas malas condiciones laborales (temporalidad, parcialidad, bajos salarios…) tienen una influencia clara y actúan como una barrera sobre la decisión de tener hijos, especialmente entre las mujeres con mayor nivel educativo. Hay una relación clara entre mejores condiciones laborales y mayor número de hijos, como sucede en los países nórdicos.
Todos recordamos que para abordar el problema demográfico el Gobierno Regional presentó en el año 2017 el Plan Demográfico para Asturias con el horizonte de 2027. Este Plan se estructuraba en 7 ejes de actuación, 49 medidas y 216 acciones. Así mismo, en septiembre de 2019 se creó el Comisionado para el Reto Demográfico. Sería deseable explotar ambos instrumentos y en el caso de Plan conocer su seguimiento y ejecución.
El problema demográfico es una preocupación que hemos teniendo muy presente los agentes sociales de la región y así en el último acuerdo de concertación regional firmado en agosto de 2020, se recoge un apartado específico bajo el título “reto demográfico” ante la necesidad de revertir el envejecimiento y el despoblamiento rural, reactivando la economía mediante actividades que permitan un desarrollo sostenible y una mayor cohesión social y territorial, garantizando la igualdad en servicios y derechos.
Para ello nos fijamos en el acuerdo una serie de objetivos como son:
* Evaluar el Plan Demográfico del Principado de Asturias 2017-2027.
* Avanzar en la comunicación telemática mediante la cobertura de internet de banda ancha.
* Vertebrar y mejorar la red de infraestructuras viarias y evitar el desequilibrio en el acceso a servicios básicos.
* Mejorar las infraestructuras de los sistemas de abastecimiento y depuración de aguas, saneamiento y gestión de los residuos.
* Garantizar la atención sanitaria de los consultorios periféricos y centros de atención primaria rurales, priorizando la atención presencial aún en situaciones de confinamiento, puesto que la población mayor rural tiene grandes dificultades para la atención telefónica o de videollamada.
* Diseñar e implantar medidas para una movilidad y transporte público en el ámbito rural que garantice el acceso a servicios básicos en las cabeceras comarcales con una cobertura atractiva para fijar y aumentar población.
*Fomentar y apoyar la implantación y gestión de sistemas agrarios, forestales y ganaderos sostenibles, la utilización de energías renovables y la producción y comercialización de sistemas agroalimentarios de proximidad.
* Identificar los nichos de mejora de la calidad del empleo femenino en el medio rural y diseño de iniciativas públicas sostenibles para su consolidación con especial atención a la corresponsabilidad en el ámbito de los cuidados (hijos/as y familiares mayores). Fomento y consolidación de las micropymes, economía social y autónomos rurales, especialmente mujeres.
* Promocionar el emprendimiento digital y el teletrabajo en territorios de baja densidad. Planificar un conjunto de medidas (fiscales, apoyo e infraestructuras técnicas que permitan compensar las dificultades para el desarrollo de estas actividades en un entorno no urbano.
Ni que decir tienen que la irrupción de la COVID ha puesto aún más de manifiesto la necesidad urgente de poner en marcha medidas en el ámbito demográfico para revertir los negativos indicadores demográficos de la región además de los desequilibrios territoriales de los que hemos venido hablando.
En este sentido, la irrupción de la COVID nos han evidenciado la necesidad de aumentar la dotación de servicios públicos a todos los colectivos pero especialmente a las personas mayores por ser más vulnerables y por una mayor necesidad de cuidados como ayuda a domicilio, centros de día, mejoras en los centros residenciales y el modelo residencial, políticas de envejecimiento activo…
Además, el temor de la población a contagios por la COVID unido a una creciente preocupación de la sociedad por temas ambientales (alimentos más saludables, productos reciclados, energías renovables…) podría traer asociado cambios en los estilos de vida y una mayor preferencia por la vida en núcleos menos poblados que hay que aprovechar, especialmente entre aquellas personas con empleos que permitan cierta autonomía y sean compatibles con el teletrabajo.
No obstante, para lograr asentar población en estos territorios es fundamental dotarlos de un buen equipamiento de servicios públicos destacando especialmente una buena infraestructura de telecomunicaciones. Esto a su vez es positivo no sólo desde el punto de vista demográfico sino también económico ya que genera dinamismo y constituye un nicho para la creación de empleo. Es preciso destacar como aún son muchas las zonas en Asturias que no disponen de una buena conectividad digital
En evidencia también se ha puesto, a mayores, algo que ya es conocido y es que las tareas de cuidados han venido recayendo tradicionalmente sobre las mujeres. Esta situación se agravó durante la pandemia debido a la paralización de la red de cuidados de menores y dependientes, ante el cierre de servicios dirigidos a estos colectivos y la suspensión de la actividad lectiva, ello unido a la escasa corresponsabilidad en las tareas del hogar y cuidados, hizo que estas tareas recayeran mayoritariamente sobre nosotras, las mujeres, que nos hemos visto en muchos casos obligadas a acogernos a medidas como excedencias, reducciones de jornada, suspensión de empleo y sueldo para poder hacer frente a la situación.
Entre las mujeres que pudieron optar por el teletrabajo ha supuesto una carga añadida en los momentos más duros del confinamiento al tener que combinar sus obligaciones laborales con el cuidado de hijos.
Se refleja aún más la necesidad de actuaciones que eviten la falta de corresponsabilidad y que aparten a las mujeres del mercado laboral o bien tengan que renunciar, para permanecer en éste, a la maternidad, resintiéndose así la demografía de Asturias. Por no hablar de la mayor precariedad que sufren en el mercado laboral, donde a la condición de mujer se une la de ser joven.
Es urgente comenzar a poner medidas de forma inmediata, comenzando por la mejora del empleo y de las condiciones laborales, para ello sin duda derogar la reforma laboral es indiscutible.
Espero y deseo que con el trabajo intenso de estos días que se ha realizado por parte de técnicos y organizaciones, hayamos hecho el camino para pasar sin pérdida de tiempo a la acción, pues la historia de Asturias está llena de buenas intenciones que no han evitado encontrarnos con graves dificultades que hoy padecemos.
Para finalizar, quiero transmitirles, que como siempre, la Unión General de Trabajadores de Asturias está dispuesta a arrimar el hombro para colaborar en la puesta en marcha de cuantas medidas intenten cortar esta hemorragia continua de la despoblación.
Muchas gracias.