Carmen Escandón.

Ahora que está de moda hacer de cada día el día internacional pro o contra algo, el calendario nos recuerda que el 17 mayo es el día internacional contra la LGTBIfobia. Haríamos bien en reconducirnos y reconocernos como personas independientemente de todo lo demás, y en este caso de nuestro sexo o identidad sexual. Nos sobran fobias y nos sobrarían días en el calendario de celebraciones, si hiciéramos de todos los días del año el día 16 de noviembre (así lo ha fijado ONU) Día internacional de la tolerancia, el respeto y la empatía.

Si la humanidad es rica, diversa y plural, ¿por qué el afán por reducirla, empequeñecerla, hacerla más gris cuando el arco iris se nos antoja escaso en la rica paleta de colores del mundo? ¿Por qué el empeño de algunos en hacernos creer que lo heteronormativo es lo correcto? ¿Por qué algunos desde su atalaya dictan a quién debemos amar? ¿Qué absurdo concepto de sí mismos les hace creerse superiores para dirigir los destinos de los demás?

Y entre tanto, las cifras caen por su peso, como ha caído el puesto de España en el ranking europeo sobre la situación de los derechos de las personas LGTBI desde el puesto segundo al undécimo en apenas 8 años. En parte debido a la falta de una legislación que garantice los derechos de las personas LGTBI en todo el territorio estatal. Y en el ámbito autonómico, tampoco mejora la situación porque el anteproyecto ley del gobierno del Principado de Asturias de garantía del derecho a la libre expresión de identidad sexual y/o género, no ha podido ser aprobado en esta legislatura por nuestrxs parlamentarixs, ocupadxs en otras tareas.

Es de justicia reconocer que se han dado pasos en el respeto a la diversidad, que no somos ninguno de los 72 países del mundo que penalizan y criminalizan la diversidad sexual, 8 de los cuales condenan a muerte a las personas LGTBI. Hemos sido de los primeros países europeos en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo(2005). Pero también es justo reconocer que el camino a recorrer es aún muy largo; en el informe “La cara oculta de la violencia» elaborado por FELGTB, se cifran en 629 las agresiones registradas en 2018 contra personas LGTBI, a lo que hay que añadir que sólo son un 10% los casos que llegan a denunciarse por falta de confianza en los órganos judiciales y policiales.

Y el ámbito laboral no es ajeno a esta discriminación; el paro entre las personas trans alcanza el 85%. Es necesario incorporar a la negociación colectiva el respeto a la diversidad, con medidas concretas contra el acoso por orientación sexual o identidad de género.

Y es necesario combatir esta realidad discriminatoria desde la escuela, incluyendo en los contenidos curriculares la educación afectivo sexual y en diversidad.

Mañana, 17 mayo, celebraremos que hace 29 años que la OMS dejó de considerar la homosexualidad como una enfermedad mental. Sin embargo, no se ha erradicado aún la enfermedad integral que aqueja a algunos que han sido expulsados de las cavernas (porque ni siquiera allí los soportaban) y pretenden hacer política para el pueblo sin contar con el pueblo, y sin reconocerle diverso, rico, plural y soberano. Sólo desde el progreso y la mentalidad abierta se puede construir futuro; todo lo demás es pasado, que conviene conocer para no volver a él. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, y si el racismo se cura viajando, el fascismo y la lgtbifobia se curan leyendo, porque desgraciadamente la OMS no ha encontrado vacuna. Así que TODXS a leer, aunque hoy no sea el día del libro.

 

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