El año 2016 cierra con un balance de 7.381 parados menos, una caída del 8,2% interanual que sitúa al desempleo en Asturias en 82.994 personas.
El descenso afecta a todos los sectores de actividad económica y se acompaña de un incremento del empleo, como lo refleja el repunte de 5.500 afiliados más a la Seguridad Social.
No obstante, detrás de esta aparente evolución positiva se encuentra un mercado laboral precario, temporal y de bajos salarios que ha traído consigo la figura del trabajador pobre, que aún con empleo no está libre de caer en riesgo de pobreza. Un mercado donde el 93% de la contratación registrada es de carácter temporal (1contrato indefinido por cada 13 temporales) y más del 40% a tiempo parcial (involuntaria y en muchas ocasiones fraudulenta) y donde los salarios han perdido poder adquisitivo continuamente.
La precariedad en el empleo coexiste con la precariedad en el paro, ya que el 53,3% de los desempleados carecen de prestación económica al haber descendido vertiginosamente la tasa de cobertura en torno a los 29 puntos desde que comenzara la crisis.
A la vista de estos datos, es preciso derogar la reforma laboral que ha generado un empleo de pésima calidad y rebajado sin precedentes las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, debilitando asimismo a la negociación colectiva. Si queremos desterrar la figura del trabajador pobre es necesario comenzar por derogar esta reforma.