La Constitución de 1978 es el resultado de los derechos y libertades que, durante la dictadura, se fueron conquistando por parte de los trabajadores, trabajadoras, ciudadanos y ciudadanas de este país. Por eso reconoce de manera clara, como pocas en el mundo, el papel fundamental que tienen las organizaciones sindicales en nuestro país e introduce los derechos a sindicalizarse y de huelga entre tantos otros.
Nuestra Constitución es un ejemplo de consenso de todas las instituciones políticas, sociales y económicas, que supieron poner la democracia, las libertades, los derechos de las personas y la justicia social por encima de cualquier interés. Es la base sobre la que se asienta nuestro modelo de sociedad y convivencia.