Nerea Monroy Rosal

Asturias es una de las comunidades autónomas con la tasa más alta en desempleados de más de 1 año (56,1%, 36.500) y de más de 2 años (40,7%, 26.500). Se debe principalmente a la crisis sufrida desde 2008, que supuso una destrucción de empleo brutal, y, posteriormente, a los daños que está haciendo la reforma laboral impuesta en 2012. Además en los dos primeros años de la reforma laboral se recortaron drásticamente los recursos para políticas activas de empleo (4000 millones menos respecto a 2011). El efecto desanimo crece exponencialmente en los parados de larga duración mayores de 55 años, debido a la falta de oportunidades, de formación y de reciclaje. Una de cada cuatro personas en esa situación se siente excluida de la sociedad.

La caída del sector de la construcción, el que sufrió el peor golpe con la crisis, supuso la pérdida de cerca de 27.000 empleos. Junto a él, la agricultura es el sector que pierde más masa de trabajadores, pasando de los 22.100 que tenía en 2008 a 12.200 en la actualidad.

El sector servicios, que perdió desde el inicio de la crisis en torno a 24.000 trabajadores, es otro de los más castigados. Y, en la actualidad, un sector estratégico como es la industria está atravesando un momento muy complicado: cierre de la minería, recortes en Arcelor, cierre de Vesuvius, la próxima clausura de las centrales térmicas de Lada y Soto de la Barca por la transición energética… La industria ha perdido desde 2018 alrededor de 5.000 empleos.

En suma, la destrucción del empleo que se ha producido desde el inicio de la crisis se cifra en Asturias en unos 83.000 puestos de trabajo.

El 64% de las personas paradas de larga duración son mujeres. Existe, por tanto, una brecha de género que hay que abordar. Pero es que, además, el 42% de ese 64% son mayores de 45 años, por lo que se encuentran en una situación de vulnerabilidad que hay que solucionar.

Se debe de aprovechar la revolución tecnológica con el fin de reducir la brecha de género y animar a las mujeres a formarse, dando prioridad a sus solicitudes frente a las masculinas con el fin de reducir la masculinización de ciertas profesiones. También hay que eliminar la existencia de sesgos discriminatorios en los procesos de selección de personal: tiene menos posibilidades una mujer con hijos que un hombre. Y debemos avanzar en un reparto de las tareas del hogar y de cuidados entre hombres y mujeres lo que contribuirá a mejorar la inserción laboral de las mujeres.

En Asturias el problema demográfico nos toca muy de cerca, somos la comunidad autónoma más envejecida y la que menos natalidad tiene, por lo que tenemos un reto importante a corto plazo, el de atraer y retener el talento de nuestros jóvenes y hacer atractivos, estables y competitivos nuestros sectores tractores, es decir aquellos que tiran de nuestra economía de forma más significativa. Debemos de crear un entorno atractivo impulsando nuestras fortalezas y tenemos la oportunidad de hacerlo con la trasformación digital que va a sufrir nuestra región y adaptarnos a los nuevos tiempos.

Asturias se encuentra envuelta en una transformación tanto a nivel de cambios tecnológicos como medioambientales. Una región tan industrializada como la nuestra tiene que ser capaz de adaptarse a los nuevos tiempos sin caer en los errores que se hayan podido cometer anteriormente. La transición energética tiene que ser justa y solo lo será si lo es con el empleo y con las comarcas que más van a sufrir la descarbonización.

Tenemos que ser capaces de implicar a todas las Administraciones públicas (central, regional y local) y a todos los agentes sociales y económicos para plantear alternativas, proyectos industriales con energías renovables en aquellos emplazamientos donde se va a desmantelar, por ejemplo, una central térmica. Pero tenemos que hacerlo antes de que se produzca el cierre y así poder mantener el empleo.

Otra de las cuestiones que demandamos para que esta comunidad autónoma no se vea abocada al desastre es un Pacto de Estado por la industria, una política industrial que articule los cambios necesarios para situar a la industria como motor de la economía y de la creación de empleo estable y con derechos, que contemple la aprobación del Estatuto para la industria electrointensiva y la imposición de un ajuste en frontera ambiental para los productos extracomunitarios que haga que nuestras industrias sean competitivas.

Las soluciones, por lo tanto, pasan, en primer lugar, por la constitución inmediata de un Gobierno de España, sólido, que ponga en el centro de las políticas a las personas, que derogue la reforma laboral que sólo ha servido para la destrucción de empleo en fase de crisis al abaratar el despido y fomentar la precariedad; un Gobierno que apueste por las políticas activas de empleo encaminadas a los colectivos más desfavorecidos, analizando perfiles y en disposición de aplicar itinerarios formativos especializados y eso solo será posible con unos Presupuestos Generales del Estado.

En el caso de Asturias, instamos a los grupos parlamentarios de la Junta General del Principado de Asturias a que aprueben unos Presupuestos para poder llevar a cabo las políticas que se acuerdan en el marco del diálogo social, en nuestro caso en la negociación del acuerdo de concertación.

Nuestro propósito es que las medidas vayan encaminadas a mejorar el desarrollo económico de Asturias, adaptándonos a los nuevos tiempos; contribuir a una mejora del territorio en materia de infraestructuras y movilidad y a que la población disponga de unos servicios públicos de calidad, así como especial atención al empleo y la formación, las coberturas sociales y la igualdad.

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