El 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, puesta en marcha por la Confederación Sindical internacional (CSI) hace ya diez años. Este año en España, el día se centra en denunciar la mala calidad de los empleos y salarios que ha traído consigo las políticas del Gobierno, y con ello el incremento de la desigualdad y la injusticia social.
En este contexto siguen vigentes las reivindicaciones para exigir salarios dignos, empleo estable y de calidad, seguridad y salud en el trabajo y la igualdad y no discriminación en el mercado de trabajo.
En nuestro país, a pesar de que la economía crece a buen ritmo desde principios de 2014, este desarrollo no se ha traducido en mayor bienestar para lxs trabajadorxs y sus familias. Todo lo contrario, quienes sufrieron con mayor dureza los efectos de la crisis ahora no se benefician del crecimiento de la economía. Por ello, exigimos un incremento real de los salarios para recuperar el poder adquisitivo perdido en los años de crisis e impulsar el crecimiento en nuestro país, la renta mínima para todas las personas y familias que no tengan otro ingreso laboral y la adopción de medidas para disponer de un sistema público de pensiones fuerte y sostenible.
Seguiremos exigiendo la dignificación de los salarios y por ello hemos puesto en marcha campañas como “Ponte a mil euros”, que reivindica la mejora de los salarios más bajos para que ningún convenio incluya salarios por debajo de mil euros, mínimo imprescindible de un salario decente. Porque el trabajo en condiciones dignas debe ser un elemento central en las políticas gubernamentales si se quiere construir una economía justa y sostenible que anteponga a las personas.
En UGT Asturias hemos realizado un análisis de los salarios en nuestra región y de las dificultades de los hogares para hacer frente a sus gastos mínimos vitales. En él se demuestra el porqué de estas peticiones, ya que, como se desprende del mismo, un 40% de los asalariados cobra menos de 1.000 euros y su poder adquisitivo no da ni de cerca para cubrir los gastos básicos de un hogar medio. Todo ello arroja a lxs trabajadorxs al abismo de la pobreza, impidiendo una trayectoria vital plena.