Las manifestaciones que produjeron ayer en España –en Asturias la de Gijón fue, como en el resto del país, impresionante- y las concentraciones de mediodía –masivas en la mayor parte de las plazas consistoriales asturianas- fueron una clara expresión en la calle del clamor imparable por la igualdad plena.
El 8 de marzo es ya una fecha histórica, con una movilización masiva que ha asombrado al mundo y una huelga sin precedentes en la historia del movimiento sindical de nuestro país. 6,2 millones de trabajadoras y trabajadores han participado en la huelga general de dos horas por turno convocada por UGT y CCOO contra las brechas de género, la precariedad laboral y las violencias machistas. Y ha permitido que trabajadoras y trabajadores ejercieran este derecho fundamental y se incorporaran a las movilizaciones convocadas en sus respectivos territorios.
En los centros de trabajo asturianos también hubo una gran respuesta de conciencia por la igualdad. Con paros de dos horas por turno, con un seguimiento especial en la Administración pública, donde más del 50% de los empleados y empleadas, pararon dos horas, especialmente en el sector local, con el 80%. En otros sectores de producción muy masculinizados (transporte, construcción, industria…), casi la mitad de las plantillas dejaron de hacer el trabajo dos horas. También, pese a los servicios mínimos o las imposibilidades de producción, se visibilizaron las protestas en todos los centros de trabajo.
El 8 de marzo ha sido un éxito de todos y todas, que ahora enfrenta al Gobierno a la exigencia ineludible de poner en marcha ya las medidas necesarias para acabar con la discriminación salarial, laboral y la violencia de género, y cambiar la situación laboral y social de las mujeres.
En este sentido, instamos al Gobierno a negociar una ley de igualdad salarial y otras medidas legislativas dirigidas a la equiparación real de derechos y la eliminación del acoso y la violencia machista; y a las organizaciones empresariales y a las direcciones de las compañías les conminamos a negociar planes de igualdad y medidas para la equiparación salarial y laboral y de promoción entre mujeres y hombres y de protección de las trabajadoras frente al acoso laboral, y acabar así con la brecha entre hombres y mujeres.
Clamor imparable por la igualdad plena
El Gobierno se enfrenta ahora a la exigencia ineludible de poner en marcha ya las medidas necesarias para acabar con la discriminación salarial, laboral y la violencia de género, y cambiar la situación laboral y social de las mujeres.