Los datos de la EPA relativos al primer trimestre coinciden con la cresta de la tercera ola y las restricciones impuestas a la actividad económica para hacerle frente. Ello se ha traducido en un aumento del paro y una caída de la ocupación.

En comparación con el mismo trimestre del año anterior, donde ya había irrumpido la pandemia, el mercado laboral muestra que no termina de recuperar el pulso, se reduce el paro pero consecuencia del aumento de la inactividad, no hay correlación entre caída del paro y aumento de la ocupación. Esta pérdida de población activa ha provocado una reducción de nuestra tasa de actividad, que venía ya destacando tradicionalmente como la más baja del país, siete puntos porcentuales por debajo de la española.

Desde la UGT nuevamente ponemos el foco en determinados colectivos que están sufriendo más intensamente los efectos negativos de la pandemia. Los jóvenes soportan tasas de paro inaceptables cercanas al 38%, y no podemos permitir la pérdida de una generación muy castigada ya por la anterior crisis económica. Nos preocupan también los parados de larga duración que ya representan el 46% del paro total y las mujeres donde las tasas de paro siguen aumentando frente las tasas masculinas que muestran un comportamiento a la baja, lo que viene a agravar aún más las diferencias de género.

El ritmo del mercado laboral viene marcado por la evolución del virus, por lo que es imprescindible para frenar la pandemia y conseguir la recuperación económica y del mercado laboral avanzar en la vacunación.

Es necesario poner en marcha políticas activas de empleo dirigidas a los colectivos más castigados por la crisis y reforzar la protección social sobre ellos. Desde la UGT venimos demandando ayudas específicas para aquellos trabajadores que llevan mucho tiempo afectados por ERTES y con ello soportando pérdidas de ingresos, mermando su capacidad de compra.

Asimismo, es importante aprovechar al máximo los recursos económicos que lleguen de la Unión Europea para hacer frente a los efectos provocados por la pandemia.
En Asturias urge poner en marcha una política industrial que revitalice el motor de la economía y el empleo regionales.

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