Nos concentramos hoy aquí para expresar nuestra más profunda solidaridad y respeto hacia el trabajador fallecido en un accidente laboral en Coaña.
Pero también estamos aquí para alzar la voz contra una realidad inaceptable: la siniestralidad laboral, una auténtica lacra social que sigue costando vidas mientras muchos miran hacia otro lado.
Ninguna muerte en el trabajo es inevitable ni asumible. Exigimos más prevención, más control y más compromiso por parte de las empresas y las administraciones. La vida de las personas trabajadoras debe estar siempre por encima de cualquier beneficio o interés económico.
Expresamos nuestro más profundo pesar y toda nuestra solidaridad con la familia, amistades y compañeros y compañeras del joven trabajador de solo 27 años, víctima de la tragedia ocurrida el martes en Trelles (Coaña). Su pérdida nos duele y nos impulsa a seguir exigiendo condiciones de trabajo seguras y dignas para todas las personas trabajadoras.

Reiteramos, una vez más, la vital importancia de que todas las personas trabajadoras cuenten con las garantías de seguridad necesarias para poder realizar sus tareas sin poner en riesgo su vida.
A la espera de los resultados de la investigación del accidente, no podemos aceptar que en pleno 2025 sigan ocurriendo tragedias en las que un trabajador pierde la vida simplemente por acudir a su puesto de trabajo.
Exigimos una investigación exhaustiva, que esclarezca las causas del siniestro y depure todas las responsabilidades que correspondan. Recordamos que es el empresario quien tiene la obligación legal de velar por la salud y la seguridad de su plantilla mientras desempeñan su labor en los centros de trabajo.
Resulta inexplicable e intolerable que continúen produciéndose accidentes de este tipo, especialmente si su origen pudiera estar en la falta de medidas preventivas, en una sociedad que dispone de leyes y recursos precisamente para evitar que esto suceda.

Por ello, reclamamos una revisión urgente de los protocolos de seguridad, para garantizar que hechos como el ocurrido el martes en Coaña no vuelvan a repetirse.
En lo que va de año, ya son 18 las personas que han perdido la vida en el trabajo en Asturias. Dieciocho vidas truncadas mientras trataban de ganarse el sustento. Los accidentes laborales mortales no se detienen, y esta realidad nos lleva a una conclusión tan dolorosa como inaceptable: la normativa de prevención de riesgos laborales no se está cumpliendo con el rigor y la seriedad que exige la ley y que merecen las personas trabajadoras.
No se trata de cifras, se trata de vidas humanas, de familias destrozadas, de una dejadez intolerable por parte de quienes deben garantizar la seguridad en los centros de trabajo.
Exigimos con firmeza no solo el estricto cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales, sino también más recursos humanos y económicos para la Inspección de Trabajo y la Seguridad Social.

Es imprescindible que estos organismos no solo informen y asesoren, sino que investiguen con profundidad cada accidente laboral, esclarezcan sus causas y se impongan sanciones ejemplares a quienes incumplen su deber de proteger la salud y la vida de las personas trabajadoras.
Basta ya de mirar hacia otro lado. Exigimos hechos, no palabras; prevención real, no papel mojado.
Denunciamos que muchas empresas siguen viendo la prevención y la salud laboral como un gasto, y no como una inversión en dignidad, seguridad y vida. Esta visión cortoplacista y negligente ha provocado un deterioro alarmante de las condiciones laborales y de la salud de quienes sostienen con su esfuerzo la economía de este país.
La mayoría de los accidentes laborales podrían haberse evitado, porque las causas que los originan ya están identificadas y reguladas por ley. Lo que falta no son normas, sino voluntad y compromiso para cumplirlas.

Por lo que exigimos la convocatoria urgente del Plan de Choque por la Siniestralidad Laboral con el Gobierno del Principado y la Inspección de Trabajo.
Tras nuestra solicitud, hemos sido convocados a una reunión el próximo martes, 11 de noviembre, en la que reclamaremos medidas inmediatas y efectivas para frenar esta intolerable situación.
¡El trabajo jamás debe costarnos la vida!
Lo decimos alto y claro: ninguna muerte en el trabajo es inevitable. La seguridad laboral no se negocia.

Vamos a trabajar para ganarnos el sustento con dignidad, no para perder la vida en el intento.
Ninguna muerte en el trabajo es aceptable ni inevitable.








