La Violencia Machista y su Arraigada Conexión con la Desigualdad

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El pasado sábado se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Cada año las calles se tiñen de morado para reivindicar nuestros derechos, denunciar esta lacra y reclamar políticas para erradicarla.


Con esta concentración de hoy, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores queremos recordar a todas las mujeres asesinadas por la barbarie machista, y hacer ver que detrás de la fría estadística existen dramas que no solo sufren las mujeres, sino también sus seres queridos.


Por ello consideramos imprescindible que desde las administraciones públicas se prioricen las actuaciones frente a esta forma de terrorismo y se destinen los recursos, tanto económicos como humanos, necesarios para una prevención y atención integral efectiva que pueda garantizar a las mujeres
su seguridad y autonomía, una vida en libertad e igualdad y el pleno ejercicio de sus derechos.
Tampoco nos olvidamos del ámbito laboral.

Es necesario revisar las políticas públicas para fomentar el empleo de calidad y la inserción de las víctimas, de forma que se aseguren salarios dignos que permitan a estas mujeres la independencia económica.


Desde el ámbito sindical venimos reivindicando una mejor prevención de la violencia contra las mujeres. La eliminación del acoso sexual o por razón de sexo en la esfera laboral, y de cualquier discriminación, son objeto de nuestro esfuerzo cotidiano. Mientras siga existiendo esta intolerable realidad, los sindicatos nos comprometemos a que todos los días del año sean 25 de noviembre.


Es esencial, por otra parte, seguir trabajando con la ciudadanía en la protección de las mujeres, en el sentido más amplio de la palabra, fomentando su apoyo y compromiso ante la detección de cualquier signo de que una mujer, o sus hijas e hijos, puedan estar sufriendo violencia. Además de la violencia
machista a manos de sus parejas o exparejas, las mujeres también son víctimas de otras formas de violencia. Los datos de feminicidios son igualmente alarmantes.


La violencia machista socava la igualdad, la libertad, la dignidad, la salud, la seguridad, la independencia económica, el desarrollo personal y hasta la propia vida de las mujeres. Al mismo tiempo, la discriminación y la desigualdad de género retroalimentan esa violencia.


Por todo ello, desde la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores animamos a denunciar la violencia machista, pero también exigimos a las instituciones que garanticen una mayor protección y seguridad a las víctimas que dan el paso de denunciar.


Días como el 25 de noviembre, y como hoy, deben servir para remover conciencias y preguntarnos por qué, a pesar de que en teoría ha sido rechazada prácticamente en todos los ámbitos, la violencia machista sigue siendo una lacra endémica, inseparable de la desigualdad.


Basta ya de violencias machistas


La violencia de género la paramos unida
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