Nos concentramos un mes más para reafirmar nuestro compromiso en la lucha contra las violencias machistas, una lacra social que sigue arrebatando vidas y que nos termina salpicando a todas y a todos.

Como sociedad, no debemos tolerar ningún tipo de violencia. Ante la violencia machista, nunca debemos mirar para otro lado. Se trata de una vulneración de los derechos humanos y, además, es un delito público.

La violencia machista no es un problema privado, no es algo que sucede únicamente en los hogares ni a un determinado perfil de mujer. Afecta a muchas mujeres y tiene múltiples formas, y una de ellas es la que tiene lugar en el ámbito laboral.

Somos conscientes de que este tipo de violencias machistas existen. En sus puestos de trabajo, las mujeres no están exentas de sufrir acoso sexual, discriminación salarial y maltrato psicológico, que afecta a su dignidad y a sus derechos. Y también somos conscientes de que existen numerosos factores que hacen que la víctima tenga serias dificultades para salir de esa situación, como puede ser la vergüenza, la sensación de culpa, el miedo, el bloqueo y demás reacciones que nos podemos encontrar en estos casos.

Por todo ello, trabajamos activamente para que los centros de trabajo sean espacios libres de violencia, promoviendo la implantación de protocolos de prevención y actuación frente al acoso sexual y por razón de sexo, así como garantizando el cumplimiento de los planes de igualdad en las empresas.

Son necesarias unas políticas públicas fuertes, que frenen de una vez esta violencia, que sean capaces de reconocer los derechos de las víctimas y que proporcionen los recursos necesarios para solventar, y sobre todo para prevenir, este tipo de situaciones que por desgracia, a día de hoy, siguen siendo demasiado frecuentes.

También es importante la implicación de toda la sociedad. Cada persona debe ser un agente activo a la hora de luchar contra estas violencias, especialmente en lo que se refiere a la detección de estas situaciones y, muy importante, el acompañamiento a las víctimas, hacer que nunca se sientan solas. Creer y acompañar a las víctimas puede ser el factor más importante a la hora de ayudarla y hacer que se sienta segura.

Nuestra labor es trabajar para construir un mundo más justo, donde todas las personas puedan disfrutar de sus derechos sin miedo y sin ningún tipo de discriminación.

La igualdad no es solo una meta, es una prioridad con repercusión directa en toda la sociedad. No se pueden tolerar actitudes o conductas machistas. Debemos garantizar espacios en los que las mujeres se puedan desarrollar profesionalmente sin miedo, con todo nuestro apoyo y asesoramiento a las trabajadoras víctimas de violencia machista para que puedan ejercer sus derechos laborales y reconstruir su vida en libertad.

Recordamos a todas las mujeres que han sido víctimas de estas violencias machistas. No olvidamos sus historias. Y nos comprometemos a seguir trabajando para que ni una más sea silenciada.

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