Un mes más volvemos a concentrarnos por ellas, por las que ya no tienen voz.

En este último mes, cinco mujeres fueron asesinadas únicamente por ser mujeres, sin más. Una de ellas murió a manos de su hermano, otras dos asesinadas por sus propios hijos y dos más a manos de sus parejas, la última de ellas este pasado fin de semana. Y en este caso concreto la víctima se encontraba dentro del sistema VioGen pero no tenía denuncias previas contra su maltratador. La víctima tenía 28 años y el asesino sólo tenía 21. ¿Qué está fallando en esta sociedad para que gente tan joven actúe así? ¿Cómo debemos orientar la educación para que asesinatos como este dejen de tener lugar en nuestra sociedad?

Lo mismo pasó con la víctima anterior, una mujer con problemas de artrosis que dificultaban seriamente su movilidad y sin ningún tipo de denuncia previa por violencia de género.

Esta falta de denuncias en muchos casos nos indica que el miedo sigue presente, el miedo a verse sola frente al maltratador, temiendo su reacción, dándole así alas para que llegue a convertirse en su verdugo.

 

Como sociedad tenemos que ser capaces de parar esto, no podemos seguir siendo asesinadas solamente por ser  mujeres. Es absolutamente necesario reaccionar y atajar esta violencia que nos sigue matando. La educación, la sensibilización y la responsabilidad de todas y todos frente a estos actos debe ser algo intrínseco, algo que forme parte de nuestro día a día. Estrategias como la coeducación, presente cada vez más en numerosos centros educativos, puede ayudarnos a la sensibilización de las y los más peques, intentando que cada vez sea menor esa separación entre niños y niñas y, evitar así, que eso se siga arrastrando a edades adultas.

Decimos BASTA YA. Basta ya de indiferencia por parte de la mayoría de la sociedad, basta ya de mirar hacia otro lado. Todas esas mujeres nos necesitan, y todas y todos debemos, como personas, ayudar y apoyar a todas esas víctimas que a día de hoy siguen sintiéndose indefensas frente a una sociedad cada vez más insensible y egoísta, que no ve más allá de sus propios intereses. Debemos evitar que esas víctimas se sientan anuladas por sus maltratadores, mostrándoles nuestro apoyo y nuestra ayuda. E incluso denunciando en su nombre cuando veamos que ellas no son capaces de hacerlo, cuando no son capaces de ver lo que están sufriendo o simplemente estén tan anuladas que no les quedan fuerzas. El acompañamiento a las víctimas, el no dejar que se sientan solas e indefensas, el hacerles saber que estamos ahí para ayudarlas se nos debería grabar a todas y a todos en la piel. Nuestra actitud puede salvar vidas.

Porque el BASTA YA, YA NO BASTA. Hay que pasar a la acción y hacerles ver que nos encontrarán enfrente y que el matar no les va a salir gratis.

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