En España, y más específicamente en Asturias, las mujeres enfrentan desafíos particulares. La despoblación rural, la falta de infraestructuras adecuadas y el envejecimiento de la población agravan la situación de desigualdad que ya experimentan las mujeres en estos territorios. Su acceso a la tierra es limitado y, muchas veces, están excluidas de los mecanismos de toma de decisiones en las cooperativas o asociaciones agrícolas.

En términos laborales, las mujeres rurales suelen estar más expuestas a la precariedad y al trabajo informal o no remunerado. Este tipo de empleo, que no siempre cuenta con protecciones laborales básicas, repercute en su futuro y en su acceso a derechos fundamentales como la seguridad social y las pensiones. A esto se suma el desafío de la corresponsabilidad en el hogar, ya que las mujeres rurales siguen asumiendo mayoritariamente las tareas domésticas y el cuidado de familiares. Esto aumenta su carga de trabajo y limita sus oportunidades laborales y de formación.

Desde UGT, reivindicamos la necesidad urgente de implementar políticas que eliminen las barreras a las que se enfrentan las mujeres rurales, promoviendo un acceso igualitario a la tierra, a recursos financieros y productivos, así como a la formación y a la tecnología. La igualdad de género en las zonas rurales no es solo una cuestión de justicia social, sino también de desarrollo económico y sostenibilidad.

En este sentido, es esencial garantizar condiciones laborales justas y seguras para las mujeres rurales, con acceso a contratos dignos, igualdad salarial y protección social. Además, se debe facilitar su acceso a la tierra y a los recursos productivos mediante políticas de apoyo a la titularidad compartida de las explotaciones agrarias y el fomento del emprendimiento rural femenino.

Es fundamental fomentar la corresponsabilidad en las tareas del hogar y los cuidados para que las mujeres puedan desarrollarse laboral y profesionalmente sin que recaiga sobre ellas la doble carga de trabajo.

También es necesario aumentar la visibilidad de las mujeres rurales en los espacios de toma de decisiones, asegurando su participación en las políticas de desarrollo rural y en las organizaciones agrarias.

El empoderamiento de las mujeres rurales no solo beneficia a las propias mujeres, sino a la totalidad de las comunidades rurales. Las zonas rurales que promueven la igualdad de género tienen más probabilidades de prosperar, con economías más sólidas y resilientes. Las mujeres rurales, cuando tienen acceso a formación, recursos y apoyo institucional, son capaces de innovar y generar desarrollo sostenible en sus territorios, cuidando de la tierra y mejorando la calidad de vida de sus familias.

Desde UGT, instamos a que se destinen mayores esfuerzos para abordar los retos que enfrentan las mujeres rurales en nuestro país. La igualdad de género no puede ser un tema secundario en el desarrollo rural, sino un eje central para garantizar el futuro de estas comunidades. Solo con políticas inclusivas y un fuerte compromiso social podremos construir un medio rural más justo y equitativo.

Desde UGT recordamos que la lucha por los derechos de las mujeres en el ámbito rural es una lucha por la justicia, la igualdad y el desarrollo sostenible. Reivindicar el valor de las mujeres rurales es una cuestión de justicia social, pero también una inversión en el futuro de nuestras comunidades rurales. Sigamos avanzando hacia un campo más igualitario, en el que mujeres y hombres puedan tener las mismas oportunidades y derechos, garantizando un futuro mejor para todos.

Noelia Agüera Corrales
Secretaria de Igualdad de UGT Asturias

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