UGT-Asturias continúa luchando para que se mejore en seguridad y se cumplan las medidas de prevención para que sucesos como este no se vuelvan a repetir en ningún sector.

Hoy se cumplen 20 años de la tragedia en el pozo minero San Nicolás en Ablaña (Mieres), Pozo Nicolasa, en el que fallecieron 14 mineros, 10 de la empresa estatal Hunosa y otros cuatro, de nacionalidad checa, pertenecientes a la subcontrata Satra. Aquel terrible accidente fue el más grave ocurrido en la minería española en los últimos 60 años y causó una conmoción tan profunda en la sociedad asturiana (y en la minería en particular) que aún hoy parece que la herida sigue abierta cuando se recuerda aquel aciago día.

La tragedia se produjo a las 3:15 de la madrugada del 31 de agosto de 1995 cuando una explosión de grisú en la capa octava a 400 metros de profundidad, entre las galerías cuarta y quinta, convirtió una parte de los subniveles y de la galería en un infierno de fuego y monóxido de carbono arrasando con la vida de 14 de los 16 trabajadores que allí se encontraban realizando labores de preparación. Sólo hubo dos supervivientes.

Las labores de rescate se prolongaron durante ocho largas horas en las que las brigadas de salvamento y los propios compañeros del pozo Nicolasa, ayudados con equipos de autorrespiración, fueron sacando las 14 camillas al exterior entre un pasillo de cientos de personas que aguardaban entre silencio y llanto las peores noticias. El dramático goteo de víctimas se cerró a las 11:50 de la mañana con la salida del último fallecido.

El grisú fue la causa, pero nunca quedó totalmente claro que fue lo que hizo deflagrar el gas o de donde vino la chispa, las investigaciones posteriores no lograron esclarecer de forma nítida estas incógnitas. Lo que sí está claro es que el impacto de “Nicolasa” fue tan intenso que hay un antes y un después de este hecho en la minería asturiana.

Aquel año 1995 fue nefasto para el sector minero en Asturias: fallecieron 26 personas en accidentes en la mina. Una cifra que hoy día resultaría escandalosa pero que pone de manifiesto la dureza de un sector y la evolución posterior en medidas de seguridad. De hecho, la tragedia del Pozo San Nicolás marcó un hito en seguridad minera, sobre todo en lo referido a ventilación y al funcionamiento del minador, se realizaron fuertes inversiones en la detección de grisú y en métodos para diluirlo y se dictó una normativa para explotaciones por sutiraje, una fórmula de explotación que había comenzado a implantarse a mediados de los 80 pero que nunca se había regulado, entre otras medidas.

En UGT-Asturias queremos rendir nuestro humilde y sincero homenaje a todos aquellos que perdieron la vida a consecuencia de su trabajo. En UGT seguiremos luchando para que las condiciones de seguridad en el trabajo mejoren y se cumplan las medidas de prevención necesarias para que nunca más tengamos que lamentar una nueva víctima fallecida en accidente laboral.

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