Carmen Escandón, secretaria de Igualdad de UGT Asturias.

A pesar de los crueles ataques que se recrudecen en los últimos días hacia las mujeres, y a pesar de alguna vil, ruin y miserable declaración de quien se hace llamar político y concurre a las próximas elecciones bajo las siglas de un partido que me niego a nombrar; a pesar de todo ello, hoy 11 de octubre, Día Internacional de la Niña, más que nunca nos acordaremos de aquellas 13 Rosas, 13 mujeres, adolescentes, apenas niñas algunas, a las que una guerra injusta, como todas las guerras, les robó su infancia, su juventud y la vida.

No toleran su recuerdo, no respetan su memoria porque encarnan lo más noble, lo más digno del ser humano, la capacidad de luchar por unos principios, unas ideas y defenderlas hasta las últimas consecuencias, en pro del bien común, de la progresía, como dicen con desprecio estos que se dicen políticos. Y además, eran mujeres, casi niñas, valientes y con coraje, con grandeza de espíritu, la que no tienen quienes intentan empañar su memoria.

Porque como dice la famosa frase que, como sabemos se atribuye a Voltaire, pero en realidad es de una mujer (les suena?), la escritora británica Evelyn Beatrice Hall, estudiosa de la vida y obra del filósofo francés “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo». Y eso es lo que hicieron aquellas muchachas, defender hasta la muerte su derecho fundamental a la libertad.

Estremece sólo pensar en la crueldad y la catadura moral de quien aún hoy arroja su bilis sobre la memoria de unas muchachas fusiladas como Julia Conesa, en cuya carta de despedida a su madre es capaz de sentenciar “Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. ..que mi nombre no se borre de la historia”.

El próximo 10N nos acordaremos de Julia, y nos acordaremos de Clara, Campoamor, la mujer que contra todo y contra todos, defendió el derecho de las mujeres a ejercer la libertad, VOTANDO.

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